Una semana después de su proeza deportiva por tierras gallegas, Guillermo Sanz (40 años) sigue realizando un descanso activo para reponerse de una prueba que llevaba preparando desde hace ocho meses y para la que entrenaba más de doce horas semanales, el ‘Ironman' del concejo de As Pontes en La Coruña.
Esta ha sido su primera participación, y de momento última -comenta que prepararla requiere de un tiempo que no dispone-, en una carrera de estas característica tan titánicas: 3'8 kilómetros a nado, 180 en bicicleta por carretera y para rematar un maratón de 42 kilómetros por pistas. Doce horas y ocho minutos de un placentero sufrimiento que le ha permitido conseguir el puesto 28 entre los más de doscientos atletas que participaban en su categoría.
Después de completar todas las distancias, este campurriano de acero comentó que finalizó con unas sensaciones muy buenas y que está muy contento con el tiempo logrado. Cree que podría haber arañado al crono unos cuantos minutos, pero optó por no hacer la machada de saltarse ningún avituallamiento y así llegar sin sobresaltos a la meta.
"Es un ambiente muy sano, aquí el rival eres tú mismo, no como en otras carreras de cros que la gente sale con el cuchillo entre los dientes", apunta. Asimismo, explica que a pesar de la dureza de la prueba, no ha tenido problemas de recuperación, y se remitió a las cuatro carreras de invierno del campeonato de España como las pruebas que le han hecho mantener la forma hasta el final de la primavera.
Su próximo objetivo es La Herradura de Campoo del próximo 13 de julio y él participará en la modalidad de 55 kilómetros. De momento, sigue pedaleando a menos ritmo para reponerse de la paliza del fin de semana pasado. Saborea el triunfo de haber conseguido su reto con el premio de haber entrado en la meta cogido de la mano por sus hijas.