Para acercarse a la huella que Roma dejó en la comarca campurriana es esencial la visita a la Domus de Julióbriga (Retortillo- Campoo de Enmedio) y al Centro de Interpretación de Camesa-Rebolledo (Valdeolea). Ambos recibieron más de 11.000 visitas en 2022 y llevan ya cerca de 6.000 durante los primeros ocho meses de este año.
Estos centros abrieron sus puertas en la primavera de 2003, hace veinte años, inaugurados por el entonces presidente de Cantabria José Joaquín Martínez Sieso y, el consejero de Cultura, José Antonio Cagigas, cuyo esfuerzo personal y tesón fueron determinantes para la ejecución de ambas obras.
Dentro de las actividades programadas, en el centro de interpretación de la Domus, situado en Retortillo, cabe destacar según sus responsables las visitas teatralizadas realizadas durante los sábados y domingos del mes de julio. Así la finalidad de la iniciativa ha sido dar a conocer los principales aspectos y la importancia de la civilización romana en Cantabria y el cambio que experimentó la población local tras las Guerras Cántabras y lo que afectó a los modos de vida y cultura de la población.
Esta actividad está desarrollada por la compañía cántabra Hilo Producciones, en colaboración con la Asociación Cultural de Julióbriga. La visita tiene una duración de una hora y puede compaginarse con la visita guiada al yacimiento romano de Julióbriga, El visitante puede conocer a través de los personajes que protagonizan este relato por la Domus, las principales estancias de una casa romana, sus habitantes y los principales aspectos de cómo era la vida cotidiana de los romanos a inicios del siglo I después de Cristo. El precio de la entrada es de 3 euros para mayores de 13 años, cantidad que se reduce a la mitad, si los visitantes están entre los 4 y los 12 años y, gratis para los menores de 3 años.
Dentro de las actividades a realizar cabe destacar también los talleres didácticos que desde la Domus se imparten a grupos escolares. El pasado año lo realizaron 2.199 personas y, en este año de momento están contabilizadas 1.189 personas.
La visita exterior a la ciudad romana es libre. Se realiza a través de una ruta previamente establecida, anunciada mediante un cartel desde el aparecimiento de la Domus. Para una mayor información, existe un folleto en donde aparece un plano explicativo de los principales puntos de interés del yacimiento de Retortillo.
Además, hace años se dotó al yacimiento de nueva señalización, con información, en los puntos de mayor interés de la ciudad, así como gráficos que reproducen las casas y las calles excavadas.
Pese a los más de 100 años, de trabajo arqueológico desarrollado en la ciudad romana de Julióbriga, se estima que solo se ha excavado un 10% del yacimiento.
La Domus
Ambientada en época romana y situada sobre la antigua ciudad de Julióbriga, se levanta la casa-Domus. Una reconstrucción de la llamada "Casa de Los Morillos", excavada en la misma ciudad y perteneciente a una familia de clase media-alta. El centro se sitúa sobre una loma con unas vistas espectaculares del embalse del Ebro.
Iulióbriga, "la ciudad fortificada de Julio", recibe su nombre del propio emperador Octavio Augusto, en memoria de su padre adoptivo el emperador Julio César, una vez consumada su victoria contra los cántabros en el 19 a.C. Según Plinio El Viejo, es el único de los nueve poblados cántabros digno de ser recordado, debido a su desarrollo urbanístico por su enclave estratégico para las mercancías que llegaban del Cantábrico hacia la Meseta y viceversa. La ciudad alcanzó su máximo esplendor durante el siglo I y II d.C., para ser abandonada durante la segunda mitad del S.III. d. C.
Camesa-Rebolledo
El yacimiento arqueológico cántabro-romano de Camesa-Rebolledo está situado en un altozano conocido como "El Conventón". El acceso al recinto se ubica junto a la carretera comarcal que une Mataporquera con Camesa-Rebolledo. Se puede acceder a través de la Autovía de la Meseta A-67, tomando la salida Mataporquera.
La vivienda romana de Camesa-Rebolledo contaba con una superficie superior a los 1.000 metros cuadrados, distribuidos en dos espacios diferenciados: el área principal y la de la servidumbre. En la primera se hallaban las habitaciones de los propietarios, el triclinium o comedor principal y el complejo termal. El triclinium se encontraba al lado de las estancias privadas, comunicado por una puerta con éstas y por otra con la zona de las cocinas y almacenes. Las termas contaban con las estancias clásicas: caldarium o sala de agua caliente, frigidarium o sala con piscina de agua fría, una sala templada donde se hallarían los vestuarios y un último espacio con las letrinas, que aprovechaban el agua procedente del cambio de las piscinas.