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Cultura | Reinosa

Carlos Martínez Iglesias: El lienzo como campo de batalla

Carlos Martínez Iglesias: El lienzo como campo de batalla

Daniel Guerra comenta la obra del pintor que expone estos días en La Casona

Frente a un lienzo, o un folio en blanco, los artistas se convierten en estrategas, e inclinados sobre su campo de batalla, van diseñando su estrategia. La guerra y el arte como punto de unión y nexo para la creación, el artista jugando a igualar a Dios, separando abismo y luz para dar forma a la nada. El arte, la expresión artística desde sus inicios, ha sido una constante lucha entre el artista, su obra y el espectador, que es en definitiva, como decía el genial agitador cultural M. Duchamp, el que hace el cuadro.

En la obra del artista vasco, afincado en Cantabria, Carlos Martínez Iglesias, el lienzo se ha convertido en un doble batalla. Martínez Iglesias, como los generales decimonónicos ha abierto dos frentes, y con movimientos envolventes, propios de Napoleón, va consiguiendo, batalla tras batalla, acercarse a la victoria final. Esta estrategia requiere una explicación. Para Carlos Martínez Iglesias el arte contiene dos grandes desafíos, primero el esfuerzo creativo, intelectual, y segundo, el trabajo físico de esfuerzo municioso que supone la búsqueda de la perfección en los detalles de sus obras, que hace que muchas de ellas estén aún "abiertas", reinventándose en el tiempo.

La obra de este pintor parte de un eclecticismo que le permite un comportamiento abierto, convirtiéndose en un aplicado explorador de estilos, aunque lo que más define su carácter compositivo es la base experimental de la que parte, y la solidez de su dibujo que condiciona su estilo con un claro componente realista nacido de esa experiencia observadora, tamizada por sus premisas conceptuales que transforman el objeto-observado y real en inexistente, pero con toda la realidad del hecho pintado. Martínez Iglesias plasma en sus lienzos el resultado de sus batallas personales, de sus vivencias y, sobre todo, de su mirada certera sobre el contexto que le rodea: "para él, el verdadero trabajo creativo, consiste en cambiar el sentido de lo que vemos, un proceso imposible sin la comprensión de las estructuras que construyen el significado ", y este significado en el artista que nos ocupa, está teñido de cotidianidad, de elementos habituales y fácilmente identificables.

La evolución del pintor ha transitado por varias etapas, desde la figuración hasta el arte conceptual. De la primera caben destacar los paisajes, la ciudad, y los animales que han marcado las líneas maestras de su obra. De este periodo, aún no abandonado, sobresalen los paisajes de su comarca, Reinosa y Campoo (Cantabria). En ellos destaca la captación de la luz y, sobre todo, la textura de las rocas y de la eterna nieve campurriana. En muchos de los lienzos de Carlos Martínez Iglesias se aprecia un acercamiento al hiperrealismo, demostrando así su técnica en el dibujo, base de su pintura.

En la segunda etapa se centra fundamentalmente en el geometrismo de los objetos cotidianos, como cajas o tubos de plásticos. La experimentación en las diferentes técnicas pictóricas marcan este periodo, pero el objetivo final es transmitir una visión cercana de lo habitual, de lo próximo, pero desprovista del carácter utilitario y convencional primitivo, filtrada por los ojos del pintor que transforma el concepto, otorgando un significado mayor y diferente a lo conocido, que pasa a ser un objeto (o hecho) diferenciado y aislado de lo que nos rodea, un objeto-fetiche, su tema, su obsesión.

Este pintor reinosano ha realizado numerosas exposiciones, tanto individuales, como colectivas, en Cantabria, en Castilla-León y en el País Vasco. En casi todas ellas adquieren una calidad personal, estilística, los lienzos de temática paisajística y ya, en las últimas muestras, los objetos cotidianos y aparentemente irrelevantes, como cajas, tubos y material de construcción comienzan a significarse y adquirir un gran protagonismo. Carlos Martínez Iglesias también ha sido galardonado y seleccionado en diversos concursos de pintura nacionales, lo que demuestra que sus pasos son cada vez más firmes y seguros en el terreno de la creación artística.

En definitiva, se puede afirmar que el arte, para Martínez Iglesias, es una guerra total en la que poco a poco va logrando grandes victorias, gracias sobre todo, a su tesón, a su perseverancia en la búsqueda de un lenguaje plástico que le sea más propio y con el que se identifique y que le identifique, creando así un universo personal donde la investigación, el aprendizaje y la sorpresa ante lo aprendido-vivido son los lazos comunes que configuran su obra.

Desde el punto de vista técnico, Carlos Martínez Iglesias, maneja todas las opciones: óleo, acrílico, carboncillo, aguadas, y últimamente, en un intento de flexibilizar sus posiciones expresivas, está experimentando con el collage y la incorporación de materia a sus lienzos. Esta fase concuerda con la búsqueda de un lenguaje pictórico que defina más exactamente su percepción de la realidad. Dependiendo del tema que decide tratar busca las alternativas técnicas que considera idóneas. Las pinceladas minuciosas y exactas, próximas al hiperrealismo, son utilizadas para sus paisajes y temas urbanos; mientras que la pincelada suelta y nerviosa se produce en las obras más personales, en las que el color y la abstracción son la base de la composición. Así pues, la técnica pictórica de Carlos Martínez se encuadra en la experimentación contemporánea, sin atascarse ni conformarse con ninguna de las técnicas tradicionales, sino que intenta aunar todas, buscando un lenguaje propio del siglo XXI, donde la unión de tradición y vanguardia cobran un gran protagtradición el devenir del Arte.

En resumen, se puede afirmar que la obra del artista reinosano bebe de la tradicción pero busca más allá de ésta, rastreando una estética propia de las últimas vanguardias. Carlos Martínez Iglesias, es el prototipo de artista autodidacta que con su perseverancia busca su propio lenguaje para que explique el mundo y le explique a él como artista; convirtiendo la propia búsqueda en un estilo totalmente personal y sincero.

Martínez Iglesias es un pintor de raza, que traslada a sus lienzos su incertidumbre y cuando obtenga la maxima expresividad, será una voz espontánea y pura.

El lienzo continua siendo un campo de batalla, en el que los colores son soldados disciplinados y atentos a la estrategia de su creador para transmitir su visión del mundo.